Nina, Nina Ricci
Nina es una fragancia de Nina Ricci que ya se ha convertido en un clásico de la firma italiana y de la que se han editado varias versiones y ediciones limitadas desde su lanzamiento en el año 2006. Se le consideró una fragancia totalmente nueva, aunque tomó su nombre de una anterior, creada en 1987, ala que sustituyó.
La fragancia, diseñada por Olivier Cresp y Jacques Cavallier, se puede incluir dentro de la familia olfativa floral-frutal gourmand. La inspiración del aroma fueron las manzanas confitadas, buscando una connotación inocente, que evocara la infancia y enfocado a un público más jóven que el resto de los perfumes de la firma.
Las notas de la fragancia son limón de Calabria, un aroma fresco y cítrico que destaca en la primera impresión que produce por ser su principal nota de salida. Pronto se mezcla con un corazón de manzana, que es una de las notas dominantes, presente también en la apariencia del envase y con praliné, lo que recuerda al aroma de las manzanas confitadas. Un toque de vainilla remata la nota golosa que la convierte en una fragancia gourmand, pero se mezcla elegantemente con un bouquet de flores formado por peonía y moonflower, la llamada flor de luna que florecen de noche. Las notas de fondo están formadas por madera de manzano, cedro blanco y notas balsámicas de almizcle y le otorgan una sensualidad cálida y suave.
Nina se define como una fragancia de cuento de hadas, brillante y espontánea. Es dulce, fresca; en ella se entremezclan delicadamente las notas frutales y las florales. Aunque su delicadeza nos pueda hacer pensar que es una fragancia más apropiada para el verano, su persistencia y la calidez del praliné y la vainilla la convierten en ideal para cualquier estación.
Aunque se supone que está enfocada para un público joven, la calidad, persistencia y sensualidad de la fragancia la hace perfectamente válida para un rango de edad bastante amplio, así como muy adecuada para múltiples ocasiones, tanto de día como de noche.
Marga G.-Chas Ocaña
